lunes, 16 de abril de 2012

Delirio efervescente. Odio a mi celular roto.

 ¿Se habrán perdido en el camino? ¿Qué puede haber pasado?  No llega respuesta.
Se deben haber perdido. La respuesta se debe haber perdido, las palabras suelen ser tan distraídas, tan volubles. A veces saben, siempre olvidan, y  a la final quedan así, sin el pan ni la torta, vagando por cualquier lado.  Volviendo de donde han surgido, surgiendo de allá para volver aquí, y siempre de la misma forma, las palabras nos terminan traicionando.Vendiéndose a viejos dichos, a horrorosos clichés de botas y ametralladoras, a fairy tales sedientos de marketing. 
Las palabras, tan traicioneras, a dónde habrán ido a parar si no  han llegado a tus ojos, al cráter de tu piel.

Vendidas a la incomprensión, abandonadas al abismo de lo que no ha de leerse y se guarece en roperos llenos de papeles, al limbo del desconcierto, del destiempo.  
Saliendo para no llegar, vendidas, traidoras.
 Palabras, y yo tan presa de ellas que no llegan, o que caen tarde, y se atoran en satélites, y me atormentan...

Su ingenuidad esconde a menudo su vileza... 

2 comentarios:

  1. Siempre me pregunté adónde iban los mensajes que no llegaban...me las imaginaba vagando por el espacio recóndito, buscando una antena, haciendo señales para acercarse a unos ojos que las leerían desconcertados, ignorantes de su origen, tristes por no reconocerlas como propias...

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