como gato dormido
en la puerta.
Vos
te sacudís como una hojita
del frío que te revuelve.
Por qué no lloras ya
y nos ahorramos este teatro.
este mirarnos, incómodos,
entre la espada y la pared.
Este estar, los brazos cruzados,
los ojos gachos.
Sabés
que vos, al llanto
y yo, a la nada.
Este juego lo jugamos mucho.
Sos tan obvia, amor.
Cuando llorás hay un algo inevitable,
un algo que surge
de la tierra
que mana de las plantas y las hace crecer
despiadadas
miles de agujeros negros abriéndose
miles de ojos cerrándose, entornándose,
mirándonos.
y el mundo entero
se exilia, y vuelve,
la calle
te mira, se inclina sobre vos
los faroles
te iluminan, hermosa...
Sos tan obvia, amor.
Cuando llorás, yo qué sé
este mundo
confabula
Agrietándose y abriéndose,
devorándome,
mirándome
así cómo me mirás
con ese reproche
con esos ojos de lobo marino,
con esas pestañas,
las luces de los autos, acusándome
si cuando me mirás
con todas tus hidras saltándome encima
se te ve en la cara, es obvio
y ya el mundo
está llorando, desahuciándose
antes de que vos
me digas casi sin voz
que querés llorar.
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