lunes, 19 de agosto de 2013

el perdón de los pecados

¿Por qué
hoy crucé el umbral 
y no estabas?

no te vi en el infierno
chamuscándote
lamiendo la ceniza

no levitamos juntos al cielo
para mordisquear las nubes
y tantear la luna

pagué y prendí la luz mil veces
y los monstruos me seguían mirando
me roían el alma

no entiendes cómo
me mataban desde dentro
golpeándome el cráneo
moliéndome los huesos

¿Por qué no estabas
para espantarlos?

hurgué entre la escarcha
con las manos deshechas 
y no estabas
al final del túnel

rompí la arena
y abrí el desierto
y no estabas ni en el espejismo
ni tras los camellos

busqué tu voz
en medio del coro trágico
y la ironía me encontró a mí
buscándote
y perdiéndome

No sé si te dije
pero no estabas

crucé mil puertas
te he buscado en los libros
y en los balcones

he descendido por las escaleras de mármol
y he subido hasta el olimpo

he permanecido
ataráxica en el limbo
he llegado al nirvana
y después caminé sobre el mar

con la paz del viento
y el rumor lejano de la noche
di hasta mi corazón
en las guerras floridas

y no estabas

¿A dónde estás?
Que la mañana no me trae tu sosiego
y tengo de nuevo la inquietud

de que juntos ya no podemos partir las aguas
para cruzar el umbral

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