martes, 22 de octubre de 2013

Breve cliche de un amor o Las langostas

eran dos almas
que se pensaban poesía
y en la noche  de la vida
bondadosa alcahueta
 cazaban el mar
 con sus redes tontas
abrazaban el cielo
 con su cuerpecito blanco
dormían al arrorró
de la cuna lunar

eran dos almas 
se creían amor
del puro del sabio 
del fuerte del que no existe
sino en los pingüinos
y  los elefantes con sus trompas
 de beso 
nariz con nariz

pero era la vida 
prostituta torpe
infame estafadora
la vida

 y el mar tiene la fuerza del centro de la  tierra
y el cielo es el cielo
algunos dicen que no existe
otros 
que si miras bien junta todas las galaxias

y rompió las redes y ahogó las sirenas

y quebró los brazos   e incendió los versos

 y en la descomunal noche
de la vida
virgen redentora
nena caprichosa
mirarse sin fin era el augurio
del fin que se venía al galope
 de los cuatro jinetes
del diluvio universal
del vacío amargo
de las botellas en la mesa
y el humo revoloteante
como fantasmas cargosos

y es que eran dos bichos nimios

dos langostas feas
con las patitas quebradas

y se creían
más allá
de todo y de nada

de la vida
esa energía brutal y arrasadora
que mezcla cielos y mares
y  se los traga sin cerrar los ojos


y a la vida
con sus manos frotándose

con la constancia acezante
de su paso fúnebre

a la vida con sus regateos 
y sus fondos malversados
con el torso tras el escritorio
y la sonrisa condescendiente

no le gustaba salir perdiendo


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