viernes, 18 de octubre de 2013

¡Enojo!

Ayer leí un artículo de un profesor de Filosofía de no me acuerdo dónde, que se llamaba Por qué odio la escuela. Ni viene al caso, pero tal vez esté relacionado con por qué estuve pensando esta mañana en esas cosas.
Yo siempre digo que los profesionales que trabajan con gente, no pueden permitirse el lujo de ser mediocres. 
Una amiga me contaba que en su carrera, psicología, muchos hacen machete.  Machete, vamos, universidad,  ¿y qué estás haciendo copiándote? Me gustaría  ver de frente a esa gente para, primero, agitarle diez libros por la cabeza, y después decirle, "mijo, ¿qué vas a hacer vos cuando tengas un esquizofrénico adelante tuyo?". U otra: medicina. ¡Hijo de dios! Uno suele ir a un hospital con confianza. Y no es que esa gente no se reciba. ¡Lo hace! Y es la misma que te atiende en un hospital de urgencias.

Ese tipo de situaciones me inquietan un poco. A veces digo que en mi carrera, que no sepas un carajo a nadie le importa porque no vas a matar a nadie y nadie se te lo va a suicidar por leer o porque vos no hayas leído la Ilíada.
 Lo que digo es un error. Vamos a estar al frente de alumnos. Los que tienen ambiciones más altas (según ellos) que ser profesores, de una u otra forma van a terminar siendo al menos docentes universitarios, mal que les pese, porque es un gran antecedente y qué difícil ser investigador de prestigio si no sos docente antes. Les tiro un gran jódanse si creen que se van a librar.

Como sea. Me parece que la docencia  es una de las profesiones más riesgosas en ese sentido. Quiero decir, pensemos en una escuela primaria o en una escuela secundaria. Es tristísimo, pero real: la mayoría de los chicos que vienen de antemano con capital cultural  relativamente alto son los que terminan (y no digo exitosa y grandiosamente sino que como mínimo terminan) la escuela, y los que vienen con un capital bajo, oh sorpresa, no lo hacen.

A veces pienso en mi colegio. Está bien, mi colegio era un colegio privado, pongámosle que es mantequita porque en general, una clase media baja o alta viene de antemano con capital cultural transmitido por la familia. Pero igual sirve de ejemplo.
 Por mi colegio veías pasar familias enteras por la bandera. Quiero  decir que si el hermano mayor era abanderado casi seguro los menores también lo eran, es increíble. Algunos nombres suenan, Arce, Rivas Jordán, por qué no unos cuantos Jozamis, se me hace que también había Mishimas, los otros no me los acuerdo, pero eran hermanos. Una cantidad increíble de hermanos que vos veías año a año llevando la bandera... 

No es casualidad. Si la familia está bien preparada, el nene está bien preparado y es uno de los errores más estúpidos de la escuela  en Argentina enorgullecerse de chicos que en realidad vienen con ventaja desde antes. Ese sistema de premios es bastante diabólico porque es una competencia que empieza tramposa y termina igual.

Si en lugar de andar ocupándose de promediar el desempeño en seis años de doce  gatos locos y de reunir una junta para decidir quién  se va a hacer cargo de tal honor , las instituciones pensaran por cinco minutos qué carajo hacer con los chicos que realmente no están logrando ni arañar en los conocimientos básicos necesarios, la cosa sería distinta.

Es casi como si se les echara la culpa a los alumnos por su desempeño. Es MALO, es horrible. La educación es un derecho y hay que garantizarlo, y no le puedes andar echando la culpa a un nene de ocho años de no saber leer si nadie se hace cargo de él, y es una estigmatización que viene desde que son niños, y que obviamente los condiciona para su desempeño posterior en la escuela. Empiezan los años con miedo casi sabiendo que si en este no repiten repiten en el que sigue, que si este no dejan, será el otro. 

Y en estas circunstancias es donde entran los profesores. No sé por qué vi en mi vida tantos pero tantos profesores mediocres. La docencia debería ser una profesión comprometida con el futuro, no con la propia comodidad. Me indigna mucho acordarme de esos profesores que avergonzaban a los otros chicos cuando no sabían algo. ¡Como si no fuera responsabilidad de ellos a veces! No digo que no haya visto profesores excepcionales. Que los vi, los vi, pero eran pocos,  y con uno o dos por año no cambiamos nada. Además, mantequita, colegio privado.

En general, los profesores tendrían que plantearse, antes de decidirse a ser profesores, que en sus manos van a estar cuarenta alumnos o más durante un año. Cuarenta niños. Son cuarenta vidas que, vos dices que no, pero de alguna forma estás influenciando con lo que haces o dejas de hacer. Estoy segura de que si hubiera mejores experiencias docente/alumno el fracaso escolar no sería tan común. 

Un profesor no puede no ser apasionado y no puede no estar comprometido socialmente. Lola. Es así. Si a vos no te interesan tus alumnos,  si a vos no te interesa la gente, no seas profesor, estás dañando muchas vidas. Y si sos docente y realmente no estás comprometido, creo que deberías elegir otro rumbo.

Yo no digo que sea fácil, pero para eso se preparan y por eso pienso que la mediocridad no está permitida para algunos profesionales. 

Me enojan muchísimo algunos profesores de mi facultad, que nadan en títulos, tienen doce doctorados nueve especialidades, y cuatro magisters, y a la hora de dar clase son una pinche penca parada al frente  que ni fu ni fa. Si sabes, enseñá, maldito, hacé algo, hacé el intento. O que ven que un grupo no reacciona con tal metodología , y la mantienen todo el asqueroso cuatrimestre.  Es molesto. Yo sé que hay una idea general de que en la universidad es uno el que...
pero indigna. Indigna que se hagan los buenos, porque supuestamente debería llenarnos de orgullo tener tales eminencias enseñándonos, pero no es así,  si realmente no hacen nada por enseñar. De nuevo: lola. Vos dices que sos doctor, yo te digo ¿Y?  A mí de que me sirve tu título sino sos capaz de interesarte por dar una clase. 

La mediocridad en algunos profesionales no puede permitirse. Afectan a otros. 








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