Explotar la cabeza como un maíz en aceite para que se infle con todas las de la ley la transgresión y la condena y recién ahí sentir que la ciudad abajo gritona ajetreada atareada agobiada podría sernos una solución para enfrentarse con el vicio y la miseria que vamos amontonando en la pereza y las noches y mediodías de deliverys y cascadas de sueño durmiente de rieles a ningún lado para perderse agotados en esta estupidez de no saber ni a dónde se va pero ya tienes tenés el boleto en la mano como el mejor de los idiotas que no sabe ni que p es pasillo ni que v ventana y que el hombre gordo ha ocupado tu asiento maldición eterna al hombre gordo que roncó esa noche y roncará siempre en la eternidad cíclica de los viajes en colectivo del rearraigo y el desarraigo de veredas infecciosas todos estos fines de semana maldita Nueva Córdoba ardes abajo y uno tan metido en los papeles malditos papeles arden solos en su multiplicidad infinitud abismo infierno de significantes sin ningún maldito significado ni sentido más que estar esta tarde encerrado y qué calor que hizo
dijo una vez Tzara que todavía se encuentra muy simpático y yo digo ante las circunstancias la hora que es sábado y que Córdoba nunca atina a callarse y por eso yo tampoco digo ante las circunstancias que tengo hambre y que realmente hace mal muy mal pasarse el día leyendo
amén.
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