miércoles, 5 de marzo de 2014

Espionaje

Te espío desde bajo la puerta. Miro la ruta inquieta de la curva de tus pies. La piel que queda en la madera y se hace polvo.
Te espío, y no hay cerradura que pueda conmigo, soy cabeza dura.  No hay quien pare mi espionaje, ¡soy la sombra que te sigue!
Hoy, mientras duermes. Duermes así, con un diptongo entre la de y la r, duermes, a lo largo, gravemente, no mientras dormís, que suena a corto, mientras duermes, que suena a eternidad,
puedes tener la seguridad
¡no estás solo!
Te espío
desde bajo la puerta
en los huequitos que deja la llave
la ventana abierta, no es esquizofrenia la mano que sientes en tu hombro antes de dormir
los ojos que sientes (así, eternamente) sobre la frente cuando te despiertas

y es que no soy la única que te espía

abajo de tu almohada
entre los pliegues de las sábanas
mientras miras el partido
miles de ángeles y demonios miran tus pasos, cuidan tus movimientos, recelan tu respiración
decenas centenas millonadas de hadas resguardan en sus espaldas tus zapatos cada vez que van acomodándose sobre el piso mientras caminas
en el picaporte de la puerta que abres un demonio herrero mueve el mecanismo y te abre a otro mundo tras el vórtice

pisaste doce universos tan solo ayer mientras vagabas por el departamento, mientras ibas del balcón a la pieza, del pasillo al patio interno, y nunca has estado solo, y ni siquiera sospechas que en este momento
a tu lado, en el sillón te pico en el lomo para que te rasques como un animalito, y despanzarme de la risa  por tu incapacidad física para llegar al centro de la espalda

y ni siquiera sospechas que sobre  el reloj que va con las agujas a tientas sobre la pared
sobre el reloj a cuarenta y siete centímetros de tu cabello más cercano
hay  un esbirro de la muerte
esperando agazapado
con sus manitos afiladas
con sus ojos sangrantes
y su pico carnicero
con sus doce patas
y sus seis alas

y ay, cómo te mira, si vieras sus ojos fagocitándose tu oxígeno
tu vida,
ay, si vieras que solamente espera y espera el momento adecuado
oportunista,  acecha eternamente

¿no te darían ganas de llorar? Incluso más que ayer que te diste cuenta
que tu noviecita andaba con otro
más que hace siete años, lo sé, porque yo sé todo de vos, porque te espío, siempre te miro, porque es mi misión y mi razón de ser velar por vos, más que hace siete años
que tu padre te dijo que eras un inservible
más que esa vez
que el lsd te revolvió la cabeza y acabaste vomitándole la injusticia de la vida a tu mejor amigo

oy pero llorarías tanto más
si supieras
ese acecho
esa inminencia tan cercana, tan atenta,
porque vos encerrado en tu cotidianidad
en tu dormir despertar desayunar estudiar ir al gimnasio bañarte comer
encerrado en tu caminar a la facultad aburrirte volver
no puedes ver que tal vez hoy
o mañana
 ese bichito ansioso puede devorarte el corazón a bocados

parar el flujo ansioso de tu sangre

llorarías tan poco si supieras
que tal vez esta noche...

oh, pero por dios, no temas, es que nada más me duele verte gastándote la vida así, solo
no no no
no temas
yo estoy aquí a tu lado, y a cada salto que pega ese demonio para dejarte en la nada absoluta
yo pongo mis brazos
y la herida es solamente otra señal de que sigo ganando esta guerra eterna

no temas
no no
no llores, en serio, ¿por qué lloras ahora?

que no sea miedo
yo aquí  te cuido
aunque no me veas







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