que no quiero volver y no encontrarte
y vivir para esperar
que no quiero
quedarme aquí
donde uno duerme de noche
y hace de día y come a las doce y duerme a las veintitrés
quiero
mi oniro balcón
y el vértigo
mi soledad y mis fantasmas
mis vientos que abren la puerta y la cierran
el aire que atrapo
y lo mantengo dentro
y lo dejo aquí y lo vuelvo a llevar
y a traer
me quiero allá
pero te quiero conmigo
sentirte tu respiración
que vaivén
ventilador pasos de vecinos
y autos pasan
tu respiración
que difumina
desde los ojos miopes
como una lágrima en papel
la verja desconfiable del balcón
me quiero en mi laberinto
y quiero perderte
y encontrarte ahí
y atarte una piola
desencontrarte entre los muros
volverte a ver
que tu pecho suba y baje
que tu piel se vea murmurar a contraluz
en la oscuridad desde el pasillo y desde la cama
a tu lado
desde tu espalda desde el camino
desde los pasos que te van siguiendo
que vuelven porque estás
desde Estrada Obispo Oro
por Ituzaingó y Rondeau y Buenos Aires
desde los pies que te buscan
como si fueras a estar
todos los días y quisieran que sea rutina
encontrarte tras la puerta
verte por la mirilla
esperar el ascensor
y volver para tomar café con leche
comer milanesas qué sé yo
y todos los días perderte y encontrarte
en el laberinto o
mirarte desde el pasillo
dormir y respirar
me encanto! siga niña...escribiendo desde su laberinto cosas tan bonitas!
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